El equipo navarro se impone con brillantez al Cangas (37-34), pero los resultados ajenos frustran la permanencia tras 14 temporadas consecutivas en la Liga Asobal.
Pamplona se tiñó de emoción y entrega en un partido que fue todo corazón, pero el destino del Helvetia Anaitasuna ya estaba sellado por terceros. Pese a una vibrante victoria frente al Cangas (37-34) en la última jornada de Liga Asobal, los navarros no han podido evitar el descenso directo a la División de Honor Plata masculina, cerrando así un ciclo de 14 temporadas en la élite del balonmano español.
El ambiente en el pabellón Anaitasuna fue digno de las grandes gestas, llenando las gradas con casi 1.800 personas y dejando claro que el equipo no lucharía solo. La entrega del público fue total, incluso cuando el descenso ya era un hecho irreversible.
En la pista, los de Quique Domínguez hicieron todo lo que estaba en su mano. Intensos, concentrados y solidarios en defensa, supieron doblegar a un Cangas peleón gracias al liderazgo de Marco Moreno, las paradas de Marcos Cancio y la eficacia ofensiva de jugadores como Xavi González o Zungri. La primera parte terminó con un esperanzador 20-16, resultado que alimentaba aún la ilusión de una carambola salvadora.
Sin embargo, desde otras canchas llegaron las noticias menos esperadas. El Ángel Ximénez Puente Genil firmó un contundente triunfo ante Bidasoa, mientras que el Huesca logró una sufrida pero determinante victoria en Aranda. Esos dos marcadores, sumados a los resultados de Guadalajara y Benidorm, hicieron inútil el esfuerzo navarro.
La segunda mitad mantuvo la tónica de intensidad y buen juego, con momentos de brillantez como la colgada de Marco Moreno o una vaselina de Ganuza que encendió a la grada. Pero nada pudo cambiar el desenlace. A falta de segundos, con el partido ganado pero la permanencia perdida, el pabellón ovacionó entre lágrimas a sus jugadores. No hubo silbidos, solo respeto, orgullo y tristeza.
Con el pitido final no solo terminó un partido, sino una etapa. El Helvetia Anaitasuna dice adiós a la Liga Asobal, pero no a su esencia. La historia continúa en la División de Honor Plata, con el reto de volver, más fuerte, a donde ha demostrado que pertenece.
