La alpinista Uxue Murolas y su compañero Ignacio Barrio han compartido hoy, jueves 29 de mayo, su experiencia tras conquistar el Makalu (8.485 m), la quinta montaña más alta del planeta
La rueda de prensa se ha celebrado en la sala de prensa de la Casa del Deporte, situada en el Navarra Arena, donde ambos alpinistas han relatado los detalles de una expedición que supone el primer gran hito del proyecto “Navarra en la cumbre”, una iniciativa impulsada por la Fundación Miguel Induráin Fundazioa para dar visibilidad al talento navarro y promover el deporte femenino en las cimas más exigentes del mundo.
El año pasado, ambos se quedaron a tan solo 236 metros de alcanzar la cima del Kanchenjunga, la tercera montaña más alta del planeta. Aquella experiencia, lejos de suponer una derrota, reforzó su determinación y les impulsó a preparar con más fuerza su siguiente reto: el Makalu.
El acto ha comenzado con las palabras de Ernesto Modrego, director gerente de la Fundación Miguel Induráin, quien ha subrayado que este tipo de proyectos “no encajan en el modelo competitivo tradicional, pero que precisamente por eso merecen aún más apoyo”. Ha recordado que la expedición ha requerido más de dos años de preparación y ha elogiado a los deportistas “por enfrentarse no a rivales, sino a sí mismos y a la naturaleza”.
En su intervención, Uxue Murolas ha destacado que esta expedición “se puede definir por la suerte que hemos tenido. Todo ha salido muy bien: desde el trekking de aproximación hasta la meteorología en el propio Makalu”. Esa ventana de buen tiempo permitió a los alpinistas completar su aclimatación, montar los campos de altura y descansar antes del ataque a cumbre. “Fue durísimo, la nieve estaba muy blanda y el viento —muy característico del Makalu— borraba las huellas. En los momentos más críticos, el pensamiento de regresar a casa con el objetivo cumplido fue el motor para seguir adelante”, ha confesado emocionada.
Ignacio Barrio, por su parte, ha detallado la exigente ruta que siguieron para aclimatarse, optando por un camino más largo pero progresivo. “Subimos una montaña de 6.500 metros y pasamos varios collados antes de llegar al campo base del Makalu. Cuando el tiempo se mantuvo estable, atacamos la cima”. La ascensión desde el último campo les llevó alrededor de 12 horas, y la bajada otras 6 horas más, en condiciones extremas: temperaturas de -28 °C que, con el viento, podían alcanzar los -40 °C.
Ambos coincidieron en que el momento de hacer cumbre fue indescriptible, pero también breve. “Lo primero que piensas al llegar es que aún te queda la parte más peligrosa: la bajada”, ha explicadp Ignacio. “Las emociones de verdad llegan cuando estás ya de vuelta y puedes asimilar lo que has conseguido”.
Para Uxue, esta aventura es mucho más que una hazaña deportiva: “Esto es mi vida. Necesito desaparecer durante un tiempo, aislarme completamente. Las montañas me dan la vida”.
La próxima parada para ambos apunta ya a Pakistán, donde podrían enfrentarse a un nuevo ochomil.