Resultado positivo en el partido amistoso que disputaban las navarras contra el equipo pucelano de El Salvador.

 

En la contienda, preparatoria para dos equipos que posiblemente se crucen en la fase de ascenso a División de Honor, había más en juego que el simple hecho de llevarse el partido: encuentro de más nivel, reforzar un sistema, comprobar que el equipo puede dar la talla ante conjuntos desconocidos…, y las de la peña lo solventaron con éxito.

 

El partido comenzó de cara para las locales. El Salvador decidió ceder el balón y las navarras, con una línea muy dinámica, desarrollaban un juego vertical, muy incisivo.

 

Las chamizas, abocadas a defender, estaban más finas, cerca del agrupamiento, que en juego más abierto, donde La Única ganaba la línea de ventaja, después de cada fase.

 

Las melés empezaron a tener color verde, incluso cuando la posesión era visitante. Con una enorme presión desde la 9, los balones sacados por El Salvador no eran claros y la única solución era entrar cerca de los agrupamientos, enmarañando el juego y provocando mucho desgaste a la delantera, para avanzar pocos metros.

 

El Salvador, conocedoras de la fuerte delantera que poseen, con jugadoras de físico potente, insistían en realizar relances cerca de cada punto de contacto, colocando a sus jugadoras de mayor tamaño uno o dos metros más alejadas para cazar a la apertura en sus penetraciones, provocando un desplazamiento en la defensa. La estrategia era muy interesante, pero perdía efectividad cuando la línea, en vez de fijar y pasar, entraba, ralentizando el juego.

 

Con una primera parte, con un ritmo alto y ataques que hacían emplearse a fondo a las defensas, se llegó al descanso. La Única lo estaba haciendo bien.

 

En la segunda parte, el planteamiento cambió. El cansancio empezó a hacer mella y los errores de manos fueron más habituales.

 

El Salvador encontró en el trabajo de delantera la forma de lanzarse al ataque, y La Única, acusando el esfuerzo, perdía la claridad de ideas para organizarse en defensa y subir planas, presionando.

 

Ninguno de los dos equipos perdió la cara al partido, y las vallisoletanas, a golpe de casta y avanzando metro a metro, lograron encerrar a La Única, y tras un golpe a 5 metros muy bien ejecutado, agrupando a la defensa para finalmente trasmitir hasta el ala, consiguieron pisar la zona de ensayo navarra e inaugurar su marcador.

 

Este ensayo es reflejo de la calidad de un equipo que, a este nivel, no deja ni un segundo de pelear, y que está a la espera de un error contrario para avanzar muchos metros.

 

En resumen, el dominio con balón en los primeros compases por parte de La Única, marcó el devenir del partido. Las navarras, salieron muy mentalizadas y desarrollaron un juego muy vistoso, disfrutando con balón y sometiendo a los intereses pucelanos, condenadas a defender sin llevar la manija del partido. A pesar de ello, las de Valladolid trabajaron fuerte, peleando cada balón y obligando a defender como poco se ha visto en Mutilva durante esta temporada.

 

Buena primera parte, acusado cansancio en la segunda, y muchas cosas que seguir trabajando. Es el camino.

 

Los números que arrojó el encuentro, en el documento adjunto.