Este sábado la atención de los aficionados al rugby navarro se dirigirá hacia las instalaciones de la Universidad Pública, donde se enfrentarán en partido de liga correspondiente a la Primera División Vasca, La Única Rugby Taldea y el Iruña Rugby Club; rememorando uno de los enfrentamientos más habituales y encarnizados de este deporte en la Comunidad Foral, comparable a otros similares como el Leinster vs Munster, Australia vs Nueva Zelanda o Inglaterra vs Gales.

 

Tradicionalmente el Iruña RC, ostentaba el título de buque insignia del rugby navarro, como nos comenta Josetxo Murguiondo, primera línea del Iruña en aquellos años: “Competíamos en Primera Nacional y jugábamos como local en Larrabide (antes denominado Ruiz de Alda): aunque también – continúa Murgui - hubo alguna temporada que no teníamos campo y jugamos de prestado en diferentes lugares y entrenábamos en la Biurdana o en el Colegio de Ermitagaña”

 

Recordando el juego de aquella época, el veterano jugador del Iruña nos comenta también el cambio sufrido por la competición en estos años, “en los últimos años han cambiado mucho las reglas de juego, ahora es más dinámico, hay menos fases estáticas, es otra forma de jugar”.  Esta evolución del rugby no escapa tampoco a la consideración de otros  ilustres dinosaurios del rugby foral quienes coinciden con lo expresado por Murgui. Chefus Mateo (apertura del Iruña) cree que “el rugby de ahora es mucho más físico y se entrena mucho más ese aspecto”. Pensamiento al que se une Jabi Txipi Kormenzana, medio melé de La Única y que introduce además ciertos aspectos que antes no se daban: “el rugby ha cambiado en muchas cosas en relación a lo que hacíamos antes, los entrenamientos, el ritmo, la intensidad… ha habido una incorporación de la mujer a este deporte, ahora tenemos escuelas de rugby…”

 

En este punto tercia Iñaki Bengoetxea, el Mítico, primer o segundo centro del Iruña y que emigró después hacia Baztán: “Aparentemente el juego es más dinámico y se entrena más específico, pero ya me gustaría ver al Baztán de hace 10 años contra La Única actual… o a La Única de ahora contra el Iruña de hace 20 años…”

 

¡Vaya por Dios! Ya salió el controvertido tema de la rivalidad. Ese regusto casi enfermizo que produce superar en el deporte al vecino y rival; y que en el caso del rugby navarro no escapa a tal consideración, como nos apunta Mítico  “Rivalidad siempre: primero el Iruña con el resto, después el Baztán con el resto y ahora toma el relevo La Única. De todas formas siempre dentro del buen rollo dentro y fuera del campo... pero siempre a ganar y morder” 

 

Como sería el caso de ciertos golpes a destiempo para unos, fortuitos a todas luces para los otros.

 

En aquellos años el Iruña era la bestia negra, el rival odiado por todos que dominaba con mano de hierro y paseaba su superioridad con cierta prepotencia. “Recuerdo – cuenta Chefus - un año que nosotros habíamos descendido a regional. Jugamos un amistoso contra La Única y ganamos 120 a 0. Al siguiente fin de semana empezábamos la liga contra ellos y al llegar al vestuario nos cruzamos el entonces capitán del Iruña, José Luis Astudillo, y yo con un jugador de la Única y nos dijo: hoy no nos vais a meter 120 a lo que JL replicó: no, hoy solo 100". Al final el resultado de aquel encuentro fue 99 a 0.

 

Es la indefectible arrogancia del vencedor arponeando la moral del vencido, que espera agazapado, rumiando la manera más cruel de llevar a cabo la venganza cuando los hados tuvieran a bien obsequiarles con una victoria. Y, a veces, ésta llegaba… entonces la risa cambiaba de barrio y los detalles del partido en cuestión se multiplican en la memoria; como nos confiesa Txipi: “lo recuerdo como si fuera ayer: el placaje de Míster Bean a Fede... el ensayo de Manolo para ganar el partido... el arbitraje del Aspirino... “ 

 

De lo que parece no acordarse Txipi es de cómo acabó esa jornada y que está estrechamente relacionado con el arsenal de fotocopias del acta del partido con las que los de La Peña empapelaron la Calle Jarauta para escarnio de unos y regocijo de los otros.

 

Cambio de ciclo

 

Pues bien, todo esto volverá a ponerse en juego en este partido, que llega en una situación diferente a la de antaño en la que el Iruña era el enemigo público número uno, circunstancia que ha cambiado para convertir a La Única en la punta de lanza del rugby foral, con ascenso incluido a División de Honor B, hace dos años y posterior descenso, tras protagonizar una gran temporada, compitiendo de tú a tú con equipos semiprofesionales.

 

Esto no escapa a los eternos rivales como afirma Murgui: “La Única está a un muy buen nivel en estos momentos, se le nota la experiencia de haber jugado el año pasado en División de Honor B y es un claro candidato a volver a intentar el ascenso. Tiene además un muy buen futuro ya que por  detrás hay una escuela con años de funcionamiento y muchos chavales que llegarán al primer equipo con bastante experiencia y eso sólo puede traerles alegrías en un futuro a corto-medio plazo”. 

 

Algo más allá va Chefus Mateo, admitiendo la superioridad actual de los buitres sobre los jabalíes: “La Única hoy es netamente superior al Iruña. Acaban de bajar de División de Honor donde hicieron una gran temporada, jugando contra rivales prácticamente profesionalizados. Son un claro candidato al ascenso, algo que obviamente sería muy bueno para el rugby navarro”.

 

Así es, La Única ha invertido mucho en estos años y ahora mismo dispone de equipos en todas las categorías de Liga Vasca (desde sénior a sub-14); además de una escuela donde aprenden los fundamentos del deporte del balón oval niños y niñas que abarcan una franja de edad que va desde menores de 8 años hasta los que frisan los 12. 

 

Este ejemplo también lo están siguiendo los demás conjuntos navarros, Baztán por el norte y el Gigantes de Navarra por el sur se dieron cuenta enseguida que este deporte raro y minoritario sólo subsistiría con una buena labor de promoción. Y como no podía ser de otra manera, el Iruña se subió a este carro pues como dice Chefus: “el futuro de mi equipo pasa por la escuela que se ha formado con chavales que, poco a poco, va creciendo y en unos años esperemos que este trabajo de sus frutos”.

 

Resultados que Josetxo Murguiondo tiene claro de dónde tienen que venir y los plazos que se deben cumplir: “tradicionalmente el Iruña ha sido un equipo que se nutría de gente de Pamplona, sobre todo estudiantes. Hoy sigue siendo así, pero desde hace ya año y medio estamos trabajando con una escuela a la que acuden en torno a 80 chavales. Ahora estamos en la fase de apuntalar esta escuela e ir creciendo desde abajo, para que los jugadores lleguen al equipo sénior con unos años de rugby. Es un trabajo a largo plazo, sin prisa, intentando cuidar a los mocetes y que estos disfruten del juego. Cuesta porque el rugby es un deporte desconocido y en el que todavía perviven ciertos prejuicios. Pero la verdad es que quien entra en la escuela, es raro que la deje. Es en lo que estamos ahora y donde estamos volcando toda la ilusión”.

 

Esta es, sin duda, la receta del éxito, del que ahora parece que disfruta La Única, aunque sin despegar los pies en el suelo y teniendo claro por dónde pasa el intentar llegar a cotas mayores: “nuestro presente es bueno – comenta Txipi Kormenzana – pero para que haya futuro hay que seguir trabajando, sobre todo en las categorías inferiores”.

 

Concluyendo con esta visión del panorama rugbístico navarro el Mítico Bengoetxea analiza la situación desde su atalaya baztandarra dando algunas claves que en otros sitios funcionan y que aquí podrían ayudar, sobre todo a sus carneros: “hoy veo a La Única muy bien como club, estructurado, con mucha gente trabajando y con apoyo. Al Iruña intentando resurgir... aunque no sé si Pamplona da para dos equipos al más alto nivel. En otros lugares hay algo de dinero para la plantilla. Creo que sería necesario también que aparecieran los sponsors que pudieran traer jugadores que elevaran nuestro nivel. (Piensa en alto) Si a Baztán se acercaran tres o cuatro jugadores de Baigorri…”

 

...otro gallo cantaría, le faltó decir al bueno del Mítico, lo que demuestra a las claras el compromiso que cada rugbier tiene con su equipo y que le lleva a querer mejorar siempre.

 

Todos estos recuerdos y deseos se verán las caras sobre el tapete verde del campo de la UPNA, donde está en juego algo más que los puntos. Allí se verá representada otra forma de entender la vida. Una en la que el rival no es tu enemigo, en la que el fin es el deporte, el respeto es el medio y donde, por mucha refriega que haya en el terreno de juego, por muchos errores que cometan los jugadores, por mucho que se equivoque el árbitro; siempre habrá un tercer tiempo para que, una vez desprovistos del barro, las personas puedan emerger y hablar con sus semejantes… que nunca tendrán la suerte de ser de nuestro equipo… pero son mis semejantes.