Aitor Eguzkiza:

-    “Alguien de los dos tenía que atacar si queríamos hacer un combate”.
 

Johan Havan:

-    “Aitor pega durísimo y además encaja muy bien, a pesar de no parecerlo por su cara de niño bueno”.


El pasado 6 de noviembre tuvo lugar en el pabellón Anaitasuna de Pamplona una velada mixta de Kickboxing, Boxeo y Muay Thai, en la que Aitor Eguzkiza, hijo del siete veces Campeón del Mundo de kickboxing, José Vicente Eguzkiza,  puso en juego por quinta vez su Título Europeo (WAKO) de Kickboxing - K1 ante el francés Johan Ha Van (Campeón Continental por la WKN: World Kickboxing Network).

Esta defensa del cetro europeo, programada a cinco asaltos de tres minutos de duración, tuvo la particularidad de que enfrentaba a dos luchadores zurdos y con una desventaja de altura considerable a favor del francés.

Este hecho no escapó al análisis que del combate hizo su padre y preparador, José Vicente Eguzkiza: “Los zurdos no están acostumbrados a pelear entre ellos, pero a priori Johan tiene ventaja, ya que técnicamente aprovecha  mucho la altura que tiene, domina desde lo alto con los puños, las rodillas, las patadas circulares arriba y luego la frontal a la cara. Esto es lo que nosotros tenemos que anular”.

Aitor, con esta lección aprendida, saltó al ring con la premisa de estudiar la estrategia del contrario en los primeros compases del choque. El navarro se encontró entonces con la sorpresa de observar como quien, teóricamente, debía dar un paso hacia delante, se mostraba pasivo y calculador: “me ha sorprendido que comenzara tan relajado y  me ha asaltado la duda de si andaba mal de fondo o si me estaba esperando para cazarme en una contra. Luego he descubierto que lo que realmente estaba haciendo era esto último”, comentó Aitor.

La estrategia debía cambiar. Como nos refirió Aitor Eguzkiza: “Alguien de los dos tenía que atacar si queríamos hacer un combate”. Así pues el campeón se tuvo que disfrazar de aspirante, e iniciar las hostilidades con el riesgo de recibir la respuesta del paciente francés.

La táctica ahora pasaba por buscar que la demoledora pegada del navarro fuera minando poco a poco la resistencia de Havan. Aitor intentaba entrar más con el puño, pero cuando conseguía llegar al rostro de su oponente y pretendía rematar, éste enseguida se agarraba al cuerpo del navarro para buscar la contra al salir. “Cada vez que conectaba una serie se agarraba a mí para tirar la patada arriba en el momento de separarnos”.

El combate iba avanzando con Aitor Eguzkiza buscando la puerta de entrada y el francés enrocado en su catenaccio particular apoyado  en el “uno – dos” de sus puños combinado con la patada a la cabeza.

En estas estábamos cuando llegó el cuarto asalto. El defensor del título estaba llegando a la plenitud de su lucha, afianzado sobre el ring e inmerso en una pelea que sólo tenía una dirección. A pesar de las precauciones del galo, éste mordió el anzuelo descuidando un segundo la guardia, tiempo que fue suficiente para que un certero golpe de Aitor le hiciera probar la dureza de la lona.

Havan, como buen encajador, se levantó y continuó en la pugna intentando de nuevo “cazar” a la contra. Aitor, muy concentrado, seguía dándolo todo observando con cierto recelo al campeón francés: “tras caer a la lona se veía que no estaba muy bien, con la mirada perdida; pero, cuando menos te lo esperabas, te lanzaba el golpe. Hay gente que al verse mal carece de capacidad de respuesta, pero este no, hasta el último momento ha tenido fuerza”. Apuntó Aitor.

Este postrero instante llegó acompañado de la campana que indicaba el final del quinto asalto y el comienzo del quinto reinado del bravo luchador navarro Aitor Eguzkiza: Aitor V de Navarra.

La parroquia local, totalmente entregada a su paisano durante toda la pelea, estalló en un unánime aplauso de satisfacción. Aitor, correspondiendo a tan rendida admiración, alzó los brazos y ofreció el dorado cinturón como símbolo de gratitud. El franco, noble en su derrota, se sumó a la fiesta y, tomando por el talle a su rival lo alzó al cielo pamplonés admitiendo la hegemonía de quien le había superado en justa lucha momentos antes.

Johan, ya camino de los vestuarios nos comentó: “Aitor pega durísimo y encima encaja muy bien los golpes”. Además, en un tono algo más distendido añadió: “y eso, a pesar de la cara de niño bueno que tiene”.

Otro que estaba exultante era el entrenador y padre de la criatura, el heptacampeón José Vicente Egúzkiza: “Aitor ha hecho un gran combate, muy concentrado en todo momento ante un rival muy peligroso que buscaba siempre las contras”.

Ahora, como señaló el de nuevo campeón: “Toca celebrar esta victoria, descansar y recuperarse. Lo que depare el futuro - (aludiendo al asalto al mundial) - se estudiará en su debido momento”.

Su padre era algo más explícito en este sentido: “Ahora nos están invitando a muchas veladas, pero hay que valorarlas bien. En principio, acudiremos en febrero al Campeonato K1 de Marsella a medirnos con otra estrella francesa, luego Barcelona… y a buscar el mundial, seguramente en noviembre”.

Noviembre puede ser buena fecha para que el Rey de Europa presente sus credenciales para ocupar el trono mundial.