Eran exactamente las 21 horas y 59 minutos. En ese mismo instante Carlos Ceballos, juez – árbitro de la pelea, levantaba el brazo izquierdo de Jari Erdozain que se convertía de este modo y por unanimidad en el nuevo Campeón de Europa WAKO de Kickboxing (k1) en la categoría de 65 kilos.

Detrás quedaron 15 minutos de lucha desafío cuerpo a cuerpo, 900 segundos de lucha encarnizada en la que el intercambio de golpes fue constante y el desgaste físico brutal. Sin duda alguna uno de los mejores combates que se han visto en Pamplona en los últimos tiempos y que, de nuevo, ha terminado con uno de los nuestros ciñendo el cinto de vencedor.

En la previa ya se intuía que no le iba resultar sencillo a Jari doblegar a Sasha Pindrys, el ucraniano de nacimiento, portugués de adopción; vendió muy cara su derrota encajando los golpes como si de un muro se tratara y lanzándolos con matemática precisión.

Pero el corazón del navarro estaba por encima de esas zarandajas y con un arrojo rayano en la temeridad se “acurrucó” en el regazo de la madre de todas las batallas, buscando una y otra vez el enfrentamiento sabiendo que detrás de uno de esos envites estaba la gloria o se encontraba con el fracaso.

Pero no era el día de tal fiasco.

El severo castigo que ambos se infligieron y que les llevó al borde de la extenuación, conmovió a la Diosa Fortuna (capaz de otorgarnos grandes tesoros o conducirnos a grandes catástrofes); para mediar por el formidable trabajo de Jari, inclinar hacia su rincón el Cuerno de la Abundancia y premiarle con una victoria tan sufrida como justa, poniendo el brillante colofón a una magnífica noche de sangre, sudor y lágrimas.

Hasta el sábado los navarros teníamos un monarca: Aitor I del Mundo. Desde ese mismo día disfrutamos, además, de otro rey: Jari I de Europa.