Cuando hablamos de la mejor o peor situación de un deporte en un determinado lugar, se barajan parámetros como el número de habitantes, la cantidad de ellos que la practican o la calidad de los mismos.
No podemos negar la importancia de estas medidas para el desarrollo de la actividad, pero si queremos que dicha actividad alcance cotas superiores de expansión y perfeccionamiento, sin duda alguna, la escala que debemos utilizar es la categoría de sus técnicos. Si nos referimos a las Artes Marciales y más concretamente al Karate, esa jerarquía viene dada por el número de DANES que poseen los encargados de impartir tan ancestral modalidad.
En Navarra no nos podemos quejar en este aspecto. Disfrutamos de un nutrido elenco de karatekas encabezado por dos Maestros 7º DAN, los hermanos Koldo y Goyo Bonafau, y en el que son primeros actores nombres tan destacados como Alfredo Irisarri (Presidente de la Federación Navarra de Karate – 6º DAN); Javier Azanza, Luis Martil, u otro miembro del “clan Bonafau”, Nines, todos ellos 4º DAN; y sin olvidar a otros como Maximino Millo o Florentino Gabaldón, ambos poseedores del tercer DAN.
Pues bien, hace escasas fechas dos nuevos protagonistas han venido a engrosar las filas de tan brillante repertorio: Carlos Ayerdi y Loli Moriones han puesto un peldaño más en la escalera del Karate Navarro con la consecución del 5º DAN.
Curiosamente, en ambos, el ánimo de decantarse por este Arte Marcial surgió de la sugestión que las películas del ramo ejercían sobre ellos y del azar, al encaminar sus pasos hacia una calle donde existía un gimnasio. La cuestión fue entrar, preguntar, asistir a una clase y apuntarse.
Esta es la entrevista que mantuvimos con ellos