Desde el pasado 18 de julio y hasta el próximo 3 de agosto, se viene celebrando en el Pabellón del Colegio Larraona un curso destinado a preparar Entrenadores de Gimnasia Ritmica - Nivel 1, organizado por la Federación Navarra de Gimnasia y que está siendo impartido por la prestigiosa entrenadora ucraniana Maryna Tuktarova.

Maryna, entrenadora desde 1990 en el Olympic School Reserv de Dnepropetrovsk (uno de los mejores del país después de la Selección Nacional), posee un dilatado currículum como técnico en el que destacan campeonatos nacionales (tanto en la modalidad individual como en la de conjuntos), medallas en torneos internacionales e incluso varios pódiums en la Universiada de 2005 celebrada en la ciudad turca de Esmirna.

El contacto se produjo en las pasadas navidades cuando Maryna Tuktarova impartió un cursillo en Larraona, club en el que milita su hija Anna. La gran impresión dejada por la ucraniana no escapó a los responsables de la Federación Navarra de Gimnasia que sondearon la posibilidad de que Tuktarova pudiera volver a la Comunidad Foral para “ofrecer” sus conocimientos a la nueva “hornada” de entrenadoras navarras.

Desde el primer momento la conexión entre las 24 gimnastas que realizan el curso y la profesora fue magnífica en un curso que según Marýna Tuktarova va más allá de la mera consecución de un título: “estoy preparando niñas para que sean entrenadoras, pero lo importante es que aprendan cómo se hacen las cosas en Gimnasia Rítmica, como es el aparato… que sientan curiosidad. Hacerles notar si quieren seguir haciendo otros cursos, que perciban si desean ser entrenadoras en un futuro”.

Con respecto al nivel de las alumnas, la ucraniana, acostumbrada a la “escuela de los Países del Este”, confesó haberse encontrado con un nivel diferente, “aquí coinciden gimnastas que se encuentran en estadios más primarios y otras que han competido en Campeonatos de España y ya saben hacer más cosas, corporalmente, con el aparato y les resulta un poco más fácil”.

Maryna nos habló de las diferencias sustanciales con la concepción de este deporte en los estados de su entorno en el que tanto la preparación de los técnicos, como la de las deportistas, mantiene notables diferencias con la gimnasia que se practica en países, digamos, “latinos”. "De donde yo procedo, la “cuna” de este deporte, funciona muy distinto a lo de aquí. El ciclo que estamos llevando a cabo es mucho más breve con respecto a los de mi país, donde sólo para ser entrenadora los cursos duran 4 o 5 años. Se presta mucho más atención al ballet (aquí no tanta) que es importantísimo en gimnasia. También la preparación es mucho mayor, muchas más horas y ya se sabe lo que pasa: cuanto más horas entrenas y más ganas tienes… al final sale”.

Y si las entrenadoras se “fajan” de esta manera, las alumnas no les van a la zaga, pues una jornada “normal” de una gimnasta ucraniana según relataba Tuktarova “comienza a las 7 de la mañana, con dos horas de ballet; luego van al colegio y después vuelven a entrenar. Incluso algunas de ellas tienen hasta tres entrenamientos al día. Menos de 5 horas no se entrena allí nadie, aunque sea una niña pequeña”.

Al hilo de esta manera de entender la gimnasia de los países del este, el método de aprendizaje fue también uno de los aspectos que sorprendieron a las cursillistas navarras. Marta San Esteban, la veterana del grupo con 29 años y a la que la afición y su deseo de trabajar como entrenadora le llevó a apuntarse a este curso y completar los dos siguientes, “esperaba que nosotras tuviéramos que trabajar menos. Es una exigencia muy alta, pero a la vez llevadera, porque el objetivo no es que lo hagas todo perfecto, sino que seas capaz de enseñarlo”.

De la misma opinión era una de las “benjaminas” del grupo, Sheila Valencia, de 16 años y gimnasta en activo de Lagunak de Barañain y a la que la necesidad de técnicos en el club la trajo al Polideportivo de Larraona. Sheila coincidió con su compañera en que no esperaba tanta práctica, pero que al final “esta forma de enseñar, muy distinta a lo que conocemos, creo que va a ayudar a mejorar la gimnasia en Navarra. Te enseñan paso a paso, mostrando todos los detalles; y esto se puede aplicar a las niñas que vengan en un futuro”.

Precisamente el futuro más inmediato para las participantes en este primer ciclo es el 3 de agosto, fecha en la que finaliza el curso y donde Maryna Tuktarova espera haber logrado el  objetivo que se marcó el primer día, “a las niñas se les ve muy interesadas, que les gusta lo que están haciendo,  espero que cuando acabe todas ellas hayan sacado todo lo que hayan podido de lo que aquí hemos visto, pero sobre todo, que sepan luego trasladarlo a una niña de 6 o 7 años, que son a quien verdaderamente va dirigido este curso”.

Al finalizar las clases, la entrenadora ucraniana no podrá alejarse mucho del tapiz ya que a su regreso tendrá que preparar la nueva temporada, “las niñas en agosto ya comienzan a retornar de las vacaciones. Habrá que trabajar duro para las primeras competiciones de corte regional, con la intención de  llegar bien preparadas al otoño donde tendrá lugar un campeonato nacional en Ucrania en el que tienen que llegar en plenitud de forma… como siempre el reto es entrenar, entrenar y entrenar”.

A propósito de la difícil situación por la que pasa su país, Maryna, con gesto afligido nos comentó que “La situación es muy mala porque lo está pagando quien no tiene culpa. Por lo menos ahora en casi toda Ucrania está todo más o menos tranquilo, a excepción de esas dos ciudades Donetsk y Lugansk en donde están en guerra, en un conflicto en el que ni ellos mismos saben lo que quieren conseguir. De momento la gente tiene miedo de lo que va a pasar, pero en lo que es el oeste, centro y sur del país, están más o menos las cosas bastante tranquilas”.

Un grave conflicto que Tuktarova no entiende pero para el que la solución sería relativamente “sencilla”: “Creo que deberían hacer una “junta”,  hablar con otros países para buscar una solución; porque en Ucrania hay muchos problemas como los económicos, políticos, hay mucha corrupción ¿Cómo hacerlo? Hablando y buscando soluciones”.

Por último y para zanjar el tema le pedimos a Maryna que nos expresara cuál sería su mayor deseo para su país, ésta visiblemente emocionada tan sólo pudo articular una palabra: “Paz”.

Nos unimos al deseo de esta gran entrenadora que ha venido para intentar elevar el nivel de la gimnasia navarra, a través de la formación de nuevos técnicos que se ocupen de las promociones venideras. Esperamos que en Navidades, cuando vuelva a la Comunidad Foral tan sólo hablemos de gimnasia y el recuerdo de la guerra en Ucrania se quede en eso… un infame recuerdo.