A diferencia de las modalidades que se disputan en circuito, el rallye de asfalto es una competición automovilística que se desarrolla en carreteras abiertas al tráfico, pero que se cierran para la celebración del mismo.


La parte “sellada” al tránsito rodado se denomina "tramo", que es el recorrido donde cada participante compite individualmente contra el crono y que debe completar en el menor tiempo posible. El ganador es quien, con la suma de los cronos realizados en todos los tramos, haya completado el trayecto de competición en el menor tiempo.


Tiene reglamentación propia y, a diferencia de los circuitos, el tipo de vehículos utilizados deben ser aptos para circular por carreteras públicas por lo que deben estar matriculados y dotados de los mismos elementos obligatorios que el resto de coches; como los faros, la rueda de repuesto o los intermitentes.


Los equipos que pugnan en esta disciplina, dividida en clases según la potencia de los vehículos participantes, se componen de dos personas: un piloto y un copiloto, cada uno de ellos con una función distinta: el uno conducir lo más rápido posible y el otro indicar a su compañero con sus notas cómo debe hacerlo en función de las características de la vía que previamente han estudiado en las preceptivas “pasadas de reconocimiento”, que ayudarán a tener el mayor conocimiento posible de los tramos para disputar la carrera en la mejor de las condiciones.


Estos "reconocimientos" se realizan días antes a la celebración del evento y con la carretera abierta al tráfico, por lo que los equipos (que deberán utilizar vehículos de estricta serie) deben respetar las normas de circulación como el resto de los usuarios de la vía pública.


Al ser una competencia contra el crono (suelen salir con una diferencia de un minuto), cada piloto compite en solitario y rara vez se topa con un rival durante la carrera; salvo que éste se haya accidentado, parado por una avería, o en el caso de que recupere el tiempo que les separa. En este caso, el vehículo alcanzado debe obligatoriamente facilitar la maniobra de adelantamiento al coche más rápido.


Durante el 2014, cinco fueron las citas programadas, comenzando el 24 de mayo con el Rallysprint de Olazti y “echando el cierre” el 20 de septiembre en la localidad alavesa de Aramaio, en una prueba compartida con la Federación Vasca de Automovilismo. Entre ambas, el Rallysprint Valle de Etxauri del 28 de junio; el Rallysprint de Esteribar, disputado el 26 de julio y el Rallye de Fitero del 30 de agosto.


Después de “mucha goma quemada”, los mejores en este campeonato fueron la dupla integrada por  Mattin Villares y Andoni Blas (Renault Clio Maxi) seguida en la segunda plaza por el  Renault Clio Sport de Juan José Sanz y Javier Goikoetxea; y el Peugeot 206 XS del dueto mixto formado por  Rodolfo Ramírez y Oskia Domínguez.


En los demás torneos “satélites”, como el de “Fórmula Libre” Imanol Oscoz (BMW 320i) se adjudicó la victoria en el apartado de Pilotos; Luis Zabalza (Ford Escort Cosworth) hizo lo propio en el de copilotos e Iñigo Jarauta y Raúl Guerrero (Citroen Saxo VTS 16v) se proclamaron vencedores en la Categoría Junior, que premia a los participantes menores de 25 años.