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22/03/2021

Andoni Gallardo Izcue del GE Sakon: "el descubrimiento del Hombre de Loizu ha servido para ver a la espeleología desde otro prisma"

El 20 de noviembre de 2017 el Grupo de Espeleología Sakon organizó una salida con la intención de explorar la cueva Errotalde I, sita en la cuenca alta del Río Erro. Poco después de entrar en la cueva realizaron un descubrimiento de incalculable valor. Encontraron al “Hombre de Loizu”, el cuerpo humano más antiguo descubierto en Navarra y que ha saltado a la actualidad en estas fechas.

¿Cuál era vuestro primer objetivo en la salida de aquel día?

Desde el principio nuestro objetivo ha sido explorar la cueva de Errotalde 1 y otras tantas que hemos ido localizando en el Valle de Erro. Es un valle en el que todavía quedan bastantes cavidades sin catalogar y topografiar y como tenemos varios miembros del club que conocen la zona llevamos varios años dedicando nuestros esfuerzos allí. 

¿Era la primera vez que explorabais esa cueva?

No, la cueva era conocida desde hace mucho tiempo principalmente por su manantial, de donde captan agua para los pueblos vecinos. De hecho, algún miembro del club la conocía desde pequeño. Nuestra labor de exploración comenzó en el momento en el que se localizó un pequeño paso que abrió camino a una gran red de galerías fósiles (en las que actualmente no corre el agua). En una de las primeras jornadas explorando dichas galerías fue cuando se localizaron los restos humanos. 

¿Cuál fue la primera impresión al encontrar los huesos?

Obviamente de gran sorpresa. No es raro encontrar huesos en cavidades, pero prácticamente siempre pertenecen a animales. Incluso habiendo varios casos en navarra de hallazgos de huesos humanos, lo habitual es que se encuentre solo parte del cuerpo y con los huesos esparcidos o revueltos. En este caso el esqueleto estaba perfectamente colocado y en una posición muy natural, lo cual acrecentó más todavía la sorpresa. 

¿Hay un protocolo que hay que cumplir cuando se encuentran restos de este tipo?

Ante cualquier hallazgo arqueológico (ya sean huesos, cerámicas, pinturas o cualquier otro elemento) es primordial procurar no alterar el escenario ni los elementos que lo componen. La ubicación y disposición de dichos restos dan una información valiosísima a los arqueólogos. Lo mismo sucede con restos paleontológicos de especies animales extintas, como por ejemplo el ursus espeleaus (oso cavernario). Los espeleólogos habituales conocemos bien estos protocolos, y siempre que realizamos un hallazgo procuramos no alterarlo y ponerlo en conocimiento de los expertos lo más rápido posible. 

¿Cuáles fueron los pasos que seguisteis después del encontrar el esqueleto?

Como comentaba, el primer paso es no tocar los restos ni el escenario en la medida de lo posible. Desde el momento del hallazgo, además, se activa un “sentido arácnido” y empiezas a progresar por la cueva con todos los ojos puestos en otros posibles restos, por lo que se camina con mucho cuidado y observando todo muy detenidamente. Esa misma semana se contactó con arqueología del Gobierno de Navarra y se dio parte del hallazgo. 

¿Cuándo os enteráis u os dais cuenta de la magnitud del hallazgo?

Desde el minuto uno un hallazgo de restos humanos tiene una importancia especial para alguien en concreto. Si es antiguo, como es el caso, para arqueólogos y antropólogos. Pero, por ejemplo, si fuera un caso de la guerra civil, hubiera tenido importancia para la memoria histórica y los familiares. En este caso en concreto, cuando se supo el resultado de la datación supimos que realmente eran unos restos muy importantes para el mundo arqueológico y antropológico. 

El hallazgo es de hace más de tres años ¿Cómo no ha trascendido su importancia hasta ahora?

Como comentaba, una vez iniciado el proceso, arqueología de navarra lo ingresa en su agenda de temas pendientes. No obstante, es un departamento con recursos muy limitados aquí en Navarra, y con el poco personal que cuentan, los procesos son lentos. No obstante, pasado cierto tiempo, consiguen dedicar una jornada completa a hacer una primera valoración. Acompañamos a Jesús Garcia Gasolaz y a MaitaneTirapu De Goñi a la cavidad y les facilitamos la entrada. Se realiza una primera valoración, en la cual se sacan algunas conclusiones, pero desde luego no se sospecha antigüedad real. A pesar de ello, por precaución, en esa misma visita se deciden proteger los restos y señalizarlos de cara a que no se alteren. Posteriormente viene la datación, que de nuevo es un proceso muy lento. Se extrae una muestra de una vértebra, y se envía a un laboratorio especializado. El resultado de dicha datación se conoce a finales del año pasado, y es cuando se prepara el proyecto de estudio de los huesos como hoy lo conocemos. Desde entonces hasta ahora hemos estado realizando los preparativos para poder llevarlo a cabo. Durante todo este tiempo, además, se ha mantenido cierta discreción con el hallazgo, de cara a protegerlo de posibles expolios y vandalismos. 

Después de esta historia, ¿entráis con otra predisposición a las cuevas que vais a explorar?

En general, una vez que una persona se mete de lleno en este deporte, empieza a vislumbrar que es un deporte un poco particular y que en ocasiones se entremezcla con la ciencia. Eso ya te da un punto de vista diferente en todas las actividades que haces. Los mas experimentados del club ya habían vivido otros hallazgos en el pasado de mayor o menor importancia, y en general conocen todo lo que eso conlleva. Sin embargo, para las nuevas generaciones del club creemos que ha sido una experiencia interesante y enriquecedora, y que les ha enseñado la importancia de actuar correctamente en un futuro si se encuentran ante una situación similar. 

¿Estáis acostumbrados a encontrar cosas de este tipo en vuestras exploraciones?

No es raro encontrar huesos de animales, en ciertas ocasiones de especies extintas, que pueden resultar muy interesantes para la ciencia. Otros restos dejados por humanos en el pasado (como pinturas, tizones o cerámicas) son algo menos habituales, pero sospechamos que son mas abundantes de lo que se cree, de ahí la importancia de ir muy atento a estas cosas. En cuanto a restos óseos humanos como tal, no es nada habitual encontrarlos. Tristemente, lo más habitual es que pertenezcan al periodo de la guerra civil. 

¿Cada objeto que encontráis tiene un protocolo de actuación?

Generalmente sí. Siempre que se sospeche que pueda tener cierto interés para la ciencia enseguida se siguen los protocolos que hemos comentado. Pero, por ejemplo, si encontramos basura arrojada en el interior de una cavidad, procuramos extraerla y se suele dar parte a medio ambiente. En caso de restos de munición de la guerra civil se ha contactado también con la Guardia Civil para su desarticulación. 

¿Qué es lo más raro que os habéis encontrado en una cueva?

En Navarra se conocen casos de encontrarse bombas sin estallar, fusiles, huesos de todos los tipos, restos de guaridas de contrabando, incluso en Bizkaia, compañeros de un club amigo, encontraron una vaca viva dentro de una sima, que lamentablemente falleció durante la extracción. 

Nosotros concretamente, hemos colaborado varias veces para sacar perros que se han precipitado en cavidades, hemos hallado restos humanos, de osos, de otros animales y cantidades ingentes de basura de todos los tipos en algunas cavidades. En una en concreto encontramos un saco con varias motosierras iguales y prácticamente nuevas, pero con todas sus partes metálicas cubiertas de oxido, probablemente provenientes de algún robo. 

¿Creéis que este descubrimiento ha servido para ver a la espeleología desde otro prisma?

Entendemos de sí, al menos desde el punto de vista de la opinión pública. Últimamente la espeleología solo sale en los medios cuando ocurre un accidente o alguna desgracia, dando cierta mala imagen al colectivo. El deporte (o la ciencia) que practicamos tiene muchas caras, y se realizan cantidad de actividades bajo tierra. Desde las mas puramente deportivas hasta autenticas hazañas exploradoras del siglo XXI, y todas ellas entendemos que tienen su importancia y su cabida. Que el público general pueda conocer todas las facetas que lo completan es importante. 

¿Cómo ha sido vuestra actividad en estos tiempos de pandemia? ¿Habéis podido efectuar salidas?

Obviamente, hemos tenido que adaptarnos a los tiempos que corren. Durante algunos periodos del coronavirus la espeleología ha estado expresamente prohibida, como algunos otros deportes. En general durante toda la pandemia, además, hemos tenido que adaptar las salidas para hacerlas compatibles con las normas vigentes. Hemos tenido que cancelar ciertas actividades, como por ejemplo dos fines de semana de convivencia del club que teníamos planificados, pero hemos podemos mantener algunas otras, por ejemplo, las referidas al estudio en cuestión. 

¿También tenéis que seguir unas reglas COVID a la hora de realizar vuestra actividad?

Efectivamente, como en todos los deportes ha habido que respetar unos aforos máximos, unas distancias de seguridad, etc… A priori, dadas las características del medio parecía complicado, pero hemos aprendido que se puede practicar el deporte con la seguridad apropiada de la misma forma que en otros deportes que se practican en la naturaleza. La progresión por una cavidad no deja de ser una progresión por montaña, con la particularidad de que tienes un techo encima. 

¿Crees que con la vacuna se solucionará todo?

Es una predicción difícil, ni los propios expertos se ponen de acuerdo. Quiero pensar que la vacuna ayudará a controlar la situación, pero entiendo que cierta responsabilidad individual seguirá siendo necesaria. El tiempo dirá si esta situación se revierte por completo, pero desde luego la vida sigue y hemos de adaptarnos a las condiciones particulares de cada tiempo. 

¿Piensas que hemos aprendido algo con todo esto?

Por supuesto. Con cada instante de nuestra vida aprendemos cosas nuevas. Desde luego, en nuestro club hemos aprendido multitud de lecciones durante este tiempo. En poco más de un año hemos pasado momentos trágicos, la pandemia, la cuarentena, pero también momentos enriquecedores y tremendamente felices, incluido todo el estudio del hombre de Loizu. Hemos evolucionado como club y como personas, eso desde luego. Pero en lo personal, si algo nos ha enseñado este pasado año, se reduce con este viejo refrán: Vive cada día como si fuera el último, aprende a diario como si fueras a vivir para siempre.  

¿Habéis confeccionado ya un “calendario” de actividades para este año?

Este año, dada la incertidumbre, supongo que seria complicado fijar un calendario y pretender cumplirlo a rajatabla. No obstante, en nuestro club, tenemos costumbre de no hacer calendario como tal. Vamos publicando las salidas a 2 o 3 meses vista, y ello nos permite adaptarnos mejor a las circunstancias. 

¿Tenéis algún objetivo marcado durante la temporada?

Dentro del grupo de exploración habitual del club continuaremos con las exploraciones tanto en la cueva de Errotalde 1 como en el resto del macizo de Aintzioa. Nunca se terminan los objetivos, siguen saliendo nuevas cavidades o posibilidades sobre la marcha, cosa que nos encanta. 

Este año también queremos darle un empujón a la formación dentro del club, creemos que es un pilar importante y estamos trabajando mucho en ello. Así como en las actividades que realizamos para los más peques del club, que creemos que son el futuro de este deporte. Como todos los años, hemos empezado con ilusión y muchos propósitos, somos un club joven y como tal, tenemos un camino muy apasionante por recorrer.  


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