El pasado domingo el Frontball se adueñó de la cancha del Labrit pamplonés ofreciendo las finales de dos torneos de dicha modalidad. En primer lugar las de los Juegos Deportivos de Navarra en su Categoría Juvenil y posteriormente la finales del Campeonato Navarro Absoluto de Clubes; con cuatro disputadísimos choques que tuvieron que decidirse en el joko de desempate.
Comenzando por la competencia escolar, doble duelo fratricida con Oberena jugándose el cetro masculino y Huarte haciendo lo propio con el femenino. Los primeros en saltar a la cancha fueron los jugadores del club del Barrio de La Milagrosa, Daniel Sánchez Zabalza y Andoni Sarasibar Mariñelarena.
Ambos disputaron un primer juego muy duro donde Sánchez estuvo mejor que su rival y se llevó la victoria por 10 a 8. Pero Sarasibar no había dicho aún su última palabra y comenzó a mover a su compañero de club que comenzaba a acusar algo de cansancio. Así se llevó el segundo envite por 6 a 10, dejando la resolución del título para el definitivo tercer joko. Aquí, se vio que Andoni seguía más fresco y, con buenos remates y algún fallo de su oponente, se acabó llevando el triunfo por 5 a 2.
Tras la final masculina saltaron a la cancha las huartearras Laia Salsamendi Silva y Ane Miren Mendiburu Echenique, quienes protagonizaron el mejor partido de la matinal pelotazale del Labrit.
El primer juego fue un combate en toda regla en el que ambas aprovecharon la más mínima oportunidad para acabar el tanto, lo que se tradujo en un festival de dejadas y contradejadas con alguna “alcanzada” casi imposible y donde el mayor acierto de Ane, unido a los errores no forzados de Laia, le dieron la victoria por 6 a 10. En la reanudación siguió la tónica del primer envite, con ambas jugadoras dándolo todo sobre la cancha, alternando aciertos y errores, para llegar empatadas al tanto 7. A partir de aquí, dos errores de Mendiburu, algo cansada por el esfuerzo, y una dejada de Salsamendi dieron la victoria a esta última para provocar el juego de desempate.
Un juego de desempate en el que la emoción subió de intensidad, más aún cuando, tras el empate a dos, Mendiburu se fue hasta el cartón cuatro, inclinando seriamente el partido a su favor. Pero Laia no quiso ser parte en esa fiesta y con dos dejadas enjuagó la ventaja para poner las tablas en el marcador dejando el desenlace para el último tanto. Un último tanto muy hermoso en el que las jugadoras no se dejaron nada en el bolsillo, atacando y contraatacando con habilidad. Tras una cortada a la izquierda de Laia, Ane no pudo responder y su zurdazo cruzado botó más allá de la raya dando la victoria a su compañera en un partido que bien habrían podido ganar las dos.
Pelea sin cuartel
Una vez finiquitada los partidos correspondientes a los Juegos Deportivos, le tocaba el turno a la pugna absoluta, empezando por el duelo femenino entre Iera Agirre Iturriaga, representando al Aurrera KE de Leiza, y Andrea Aldareguia Echeverria, luciendo la remera del CP Irurtzun.
El primer juego no fue muy vistoso. Hubo jugadas de gran calidad pero los errores se impusieron a los aciertos. La ventaja de 4 a 0 que logró Aldareguia fue suficiente para ir todo el juego por delante y llevarse la victoria por 7 a 10.
En el segundo acto las tornas siguieron por idénticos derroteros, aunque en esta ocasión fue Andrea la que hizo demasiados regalos a su oponente que, algo más centrada sobre la cancha puso tierra de por medio hasta llegar al 9 a 4 que fue una ventaja imposible de enjuagar para su rival. Un fallo de saque de Agirre y una cortada de Aldaregia, “maquillaron” el tanteador hasta el 10 a 7 que colocaba las tablas en el luminoso y nos encaminaba a un nuevo desempate.
Y en el juego decisivo, Iera cogió la batuta y comenzó a mover a su rival a la que se veía algo más mermada físicamente. Así, la leitzarra se fue hasta el 3 a 0 donde Andrea tuvo una tímida reacción para colocarse con 1 a 3. Pero sus esfuerzos por empatar no fueron suficientes, arriesgó y lo pagó caro, cayendo al final por 5 a 1.
Y por último saltaron a la “sagrada” brea del Labrit, el oberenista Francisco Javier Olcoz Zaldain y el huartearra, Iker Espinal Aldareguia, quienes se iban a jugar la txapela masculina.
Sobre el papel, el discípulo de Pako Caballero llevaba para la cátedra la vitola de campeón, pero desde el primer pelotazo se vio que a Javier Oscoz no le iba el papel de “comparsa” en la fiesta del cebollero. Así, el jugador de Oberena salió a la cancha como entra un toro a la plaza y dejándose el alma en cada golpe sorprendió a un Espinal que comenzó a bailar al son que le tocaba Oscoz. Aun así el primer juego fue durísimo y hubo empates en todos los tantos hasta llegar al 7 a 7, momento en el cual Javier Oscoz encadenó una tacada de tres puntos para hacerse con el juego inicial.
Tras esta primera batalla, llegó el segundo asalto en el que Iker Espinal, viendo el desgaste que estaba sufriendo su oponente, comenzó a moverle de lado a lado para minar más aún su resistencia. De todas maneras Oscoz, al que el ímpetu del inicio comenzaba a pasarle factura, siguió peleando como un vikingo furioso poniendo las cosas difíciles al Campeón del Mundo. De esta manera logró el empate a cinco, pero ya el desgaste era patente y las fuerzas comenzaban a flaquear. Espinal se fue derecho hasta el tanto 10 ante un Olcoz que buscaba oxígeno por todas las esquinas del Labrit, para acometer de la mejor manera posible el desempate.
Y en el definitivo round tampoco cesaron las “hostilidades”, con dos pelotaris entregados sobre la cancha pero con mucha precaución para no cometer un fallo que podría ser fatal. La igualdad llevó al tanteador hasta el 2 a 2, momento en el que Iker Espinal logró dos tantos para ponerse a tiro de campeonato. Incomprensiblemente el fino estilista cebollero envió la pelota arriba otorgando el saque a Oscoz y poniendo la emoción entre los espectadores. Pero el bravo jugador oberenista estaba muy cansado ya y buscando el golpe decisivo, cruzó en exceso la pelota enviándola más allá de los límites del campo, dando la victoria a un Iker Espinal que no las tuvo todas consigo, pero que dosificó mejor sus esfuerzos para llegar más fresco a la parte final del choque.